Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100131
Legislatura: 1887
Sesión: 10 de junio de 1887
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Duque de Tetuán.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 112, 2390-2391.
Tema: Relaciones entre ambos Cuerpos Colegisladores.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Declaro que el Sr. Duque de Tetuán es excesivamente susceptible, porque cualquier otro señor Senador no hubiera visto en las palabras mías cargo ninguno dirigido ni a S.S. ni a la Comisión de que formaba parte, como no lo han visto los demás señores Senadores ni las demás Corporaciones a quienes me he dirigido; pues yo, al disculpar el olvido o el error en que el Gobierno estaba, he dicho que en ese olvido estábamos todos, Senadores, Diputados, Mesa del Senado, Mesa del Congreso, todos, y por consiguiente, los individuos de las Comisiones que entendían en esos proyectos de ley; y añadí, como para dar fuerza a mi argumentación: porque si los individuos de esas Comisiones lo hubieran sabido, habrían advertido a tiempo al Gobierno de la dificultad y del conflicto que se creaba. ¿Dónde está aquí el cargo, dónde está el ataque, dónde la ofensa hecha ni al Sr. Duque de Tetuán, ni a los Sres. Senadores que eran compañeros suyos en esa Comisión? ¿O es que S.S. entiende por cargo el que yo quiero comprender en ese olvido general de la Comisión?

Yo he hecho un cargo general, para todos, que a nadie le ha costado trabajo tomar sobre sus hombres, y al cual han asentido todos, menos S.S., porque por lo visto S.S. y El Estandarte estaban en el secreto. (El Sr. Duque de Tetuán: Pido la palabra). Sabían lo que ignorábamos todos los demás.

Respecto de El Estandarte, yo declaro que leo la prensa; no soy como otros que dicen que no leen los periódicos; yo me entero de ellos, pero es posible que al leer el extracto que me dan, y que por cierto es bastante extenso, no diera importancia el encargado de esa tarea a la noticia de El Estandarte relativa a ese punto, sobre todo después de presentados los proyectos, porque, por lo visto, éstos ya se habían presentado [2390] en el Congreso. Le hubiera concedido verdadera importancia a la noticia, si me la hubiera dado mi amigo el Sr. Duque de Tetuán; pero yo declaro, que no me la ha dado, y que no recuerdo tampoco que me la haya comunicado ningún individuo de esas Comisiones. ¿Le hago un cargo por eso a S.S.? No; no le hago cargo ninguno; lo único que digo es, que creía que cuando no me lo había dicho a mí, era porque no lo sabía, como no lo sabían los demás.

Yo creo que S.S., permítame que se lo diga, confunde aquí dos cosas. El proyecto de ley del general Castillo, sobre el cual se dio dictamen y sobre el que se ha hablado al Ministro de la Guerra actual y éste lo ha hecho al Gobierno. Y respecto a ese proyecto de ley, ya he dicho antes que el Gobierno tenía conocimiento de su existencia; primero, porque lo había presentado el señor general Castillo en esta legislatura; después, porque de él le habían hablado los individuos de la Comisión, y hasta el miso señor general Cassola trató con algún individuo de la Comisión, no sé con cuál, acerca de la conveniencia de retirar el dictamen ya presentado, para hacer ligeras modificaciones, con lo cual se convertía en un proyecto perfectamente compatible con los que había presentado en el Congreso el señor general Cassola. (El Sr. Fabié: Eso no). Eso será discutible. (El Sr. Fabié: Indiscutible; no quiero hablar, a pesar de que soy individuo de esa Comisión, porque estoy enfermo; pero es una cosa indiscutible). Será una opinión de S.S.; no indiscutible. Pero, en fin, quiere decir que en esto puede haber error. Se ha hablado, en efecto, al Gobierno y se ha hablado al Ministro de la Guerra sobre uno de los proyectos presentados por el señor general Castillo; pero yo no tengo noticia, sin que esto sea ofender al Sr. Duque de Tetuán, de que al Gobierno se le haya hablado de los proyectos presentados por el señor general Jovellar y reproducidos, a pesar del Gobierno, por un Sr. Senador, ni de que tuvieran validez esos proyectos, hasta el punto de que fuera imposible por la ley de relaciones entre ambos Cuerpos, presentar en el Congreso otros proyectos de ley que se refieran al mismo asunto.

No hay, pues, ofensa ninguna en eso; pero yo no tengo empeño en hacer a S.S. víctima del error en que hemos incurrido todos. ¿Es que no quiere S.S. pasar por que estaba en el olvido ese en que el Gobierno y todos hemos estado? Pues sea enhorabuena; pero yo digo: si S.S. lo sabía, yo no, ni lo sabía el Gobierno ni el Ministro de la Guerra, como ya lo hemos dicho sincera y lealmente; porque de haberlo sabido, no hubiéramos procedido de la manera que lo hemos hecho.

Así, pues, en realidad, no merecía la pena que S.S. se hubiera molestado por mis palabras, porque yo no he tenido intención ninguna de mortificarle, y mucho menos podía creer el Sr. Duque de Tetuán que yo quería molestar a los compañeros suyos de Comisión, cuando en este momento ignoro quiénes son, y sé que S.S. formaba parte de ella, porque lo ha dicho, que si no también lo ignoraría; ¡tanto tiempo hace que esa Comisión no funciona en lo referente a esos proyectos de ley!

No merecía, a mi juicio, la pena de que el señor Duque de Tetuán, tomara la cuestión como la ha tomado y oyera mis palabras con una prevención, con la cual no estoy acostumbrado a oír yo las de s.S. He creído siempre que S.S., las veces que ha tomado parte en la discusión aquí para combatir ideas, pensamientos y propósitos del Gobierno, lo ha hecho, porque ha creído que así servía a los impulsos de su conciencia; pero sin ánimo, no solo de molestarme a mí, porque al fin S.S. me ha demostrado siempre una buena amistad que yo le agradezco, y a la cual procuro corresponder, sino también sin el de molestar siquiera al partido a que con tanta honra sirve. Sin embargo, cuando me levanto yo a defender al Gobierno y al Ministro de la Guerra de un olvido que no es extraño en el Gobierno, cuando lo creía general, da S.S. a mis palabras una interpretación y un sentido que no han tenido jamás.

Hago juez a S.S. mismo, no quiero decir al Senado, y me atrevería a hacer juez a mi partido, que es le que ha podido quedar más lastimado de ciertos procedimientos de S.S., y debo declarar, que si alguna vez ha habido falta de prudencia, no ha sido por mi parte, sino más bien (al menos podrán creerlo algunos), por parte de S.S. Pero yo no he creído nunca que S.S. ha podido hacer ciertas corsas por no tener la prudencia que corresponde a un individuo de un partido, sino porque ése es su carácter y su temperamento; y así espero que el Sr. Duque de Tetuán reconocerá que no ha estado justo conmigo, y que no ha correspondido en la manera de tratarme al modo con que he tratado yo siempre a S.S. No me pesa, porque en estas cuestiones de buena amistad, me gusta siempre pecar por exceso, y me alegraría también de haberlo hecho esta tarde. [2391]



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